Preces

(Frantisek Drtikol)


Cual ángel mensajero te descubres, mientras yo caigo a tierra ante tu insólita revelación.


Despliegas la sábana de luz que refleja tu cuerpo. Me ciegas.


Cuando te invoqué no sospeché ni de la prontitud en tu llegada ni del desvelamiento que tu generosidad iba a depararme.


La sorpresa es un hechizo por el cual yo acepto ser tocado.


Detectas mi actitud entregada y abres el alma a mi solicitud.


El velo albo que extiendes separa el pasado del presente. Tú estás a este lado del presente.


Das la espalda a la oscuridad y a la desazón. Me propones un puente. Estamos destinados a cruzarlo.


Conjuras mi soledad desde el arco que me cubre. A su resguardo soy otro. Permanezco atónito leyendo en la tristeza profunda de tus ojos.


Yo, que tanto rechacé siempre la genuflexión impuesta, me postro con admiración. Que tu mirada me observe, que tu vuelo me ilumine, que tu atención me cuestione.