Estar aquí

(Katia Chausheva)


Mientras estás físicamente en otra parte y yo aquí, se me ocurre recordarte, y entonces proceso verbalmente el pensamiento y digo que te recuerdo, pero no, no es que te recuerde, recordar implicaría rescatar de un olvido, corto o largo, pero yo no te recuerdo, porque no te he relegado, porque no te traigo de ninguna parte separada de mi, porque no has estado apartado de mi espíritu durante todo este tiempo de perplejidad y asombro que nos implica a ambos, como nos gusta decir, sino porque yo te llevo incorporado, y entonces, ¿cómo llamarlo?, y si tu presencia es continua, ¿qué tengo que traer desde territorios apartados, puesto que estás en los reconocidos, porque te hallas dentro de mi misma?, y es por eso por lo que voy más allá, y hablo de sentirte, por ejemplo, hablo de percibir cómo tu ser acompaña al mío, hablo de cómo tu cuerpo es reclamado por mi cuerpo, y cómo lo palpo en su vigor y haces que experimente el mío con toda su energía, y aprecio mi cuerpo como un cuerpo nuevo que se da en su plenitud a ti, de la misma manera que me doy cuenta que tú inauguras un nuevo conocimiento de ti mismo, y cómo tu pensamiento se elabora en conexión con lo que promueve el mío, y cómo destacamos esas complicidades y esas solicitudes y ese saber el uno del otro a lo largo de cada día, una actitud que convertimos en verbo reflexivo y conjugamos como sabernos, nada se trata, pues, de traer ni de recordar aquí, porque estás ya aquí, no me importa esperar a que tu presencia se materialice del todo, porque sé que ya ha comenzado a hacerlo, de la misma manera que compruebo que ya estoy siendo vivida por ti, y aún más, disfrutada, y aún más, que nos compartimos mutuamente, y todas estas manifestaciones de acompañamiento se van distribuyendo entre mis ideas, mis pautas, mis emociones y mis deseos, y al ocuparme tú a mi toda no sé otra cosa sino hacerte hueco, ampliar espacio de mi misma para ti, para que al entrar en mi no sólo me conozcas, sino que también te muestres tú, y mientras tiene lugar este transcurso sentimos gozo por ello, y sé que te invade una ternura irrefrenable por mi, y nos intuimos, y este acontecimiento de portarnos el uno al otro nos indica una dirección, y te miro con una mirada acogedora y vencida...