Extraviada

(Ralph Gibson)


No eres la única que mira perdida. Yo también miro de esa manera, cuando no cierro los ojos para verte mejor. La oscuridad nos abre y nos acerca. Desde el camastro donde me dejo caer te pronuncio. Algo me golpea el pecho, me rasga el abdomen. Sujeto las sábanas con ira. Cae sobre mi, se me ocurre gritarte. Esa energía traspasa inadvertidamente las paredes. Entonces te veo con claridad. Estás agotada. El recorrido del día ha merecido la pena. Has disfrutado de la luz y de las ciudades invisibles. Tu cuerpo reclama ahora reposo. No hay desazón en ti. Una calma extensa acaricia el perímetro de cuanto abarcas. Entreabres los labios e iluminas la mirada para recibirme antes del último arrebato. Para decirme que descienda a tu apacibilidad. Lo hago. Silencioso y prudente me aproximo. Quédate así. Permanece hasta que el sueño te rinda. Quiero ser tu sueño. Ahora soy tu vigilia.