El aura

(Mazasumi Fukuchi)


No son granos de arena, ni gotas de rocío, ni esporas de las plantas ignotas del desierto, ni el burbujeo de las olas. Es el aura. El aura que tu deseo expande tras las últimas palabras del hombre. La huella apenas perceptible sino en una noche de luna llena. Al trasluz de tu piel. Al eco de los jadeos del mar contra el acantilado. Diminutas esquirlas de gritos partidos desde un pecho que tenías cercano. Es el halo que emerge de ti, reparando el vacío. Reteniendo respiraciones, gemidos, silencios cómplices que hablan de la materia que no cesa. Déjalo fluir. Es el regalo del azar. Es la exigencia de la necesidad. Milagro de la noche, apenas se siente ni se palpa ni se ve. Te abres y lo recibes y de nuevo sale de ti. Nada es lo mismo. Un ciclo huido del tiempo. Uno de los últimos misterios de la mujer que es toda tierra.