Moldeado

(Elizabeth Opalenik)



Los surcos de la playa han tallado tu cuerpo. Se deslizan por el torso. Lo moldean. La redondez de los pechos erigen agujas de sílice. En sus cúpulas, crece un rubí. El don con el que el océano te unge. Luego, el llano clemente y serenísimo. Más allá, el valle poblado de misterios recónditos. Un desafío. La persistencia de la llama oculta, salvo para mis sentidos. Vivir para avivarla. Simbiosis de la materia de la tierra y el mar. Soy arena que te cubre. La impronta del ofidio que repta en tu búsqueda. La antigua erosión que desparrama sobre tu ser la potencia de la vida. La corriente que me lleva a ti. Las estrías trasversales de mi manto acarician tu noche. Con mis dedos descorro lo inexplorado. O descubro un territorio nuevo que reclama que lo habitemos. Y entre tanta quietud, una voz que ya no es lejana, aunque venga desde lejos. Y un soplo, desviando las tormentas. Y la luz del día que nace de tu cuerpo. Y el vértigo violento que surge de mi deseo.