Salías

(Eric Kellerman)

Salías del sueño y te dirigías a otro sueño, y en eso yo te desperté, brusco, apetente, acaso exigiéndote lo que en ese momento preservabas, no dijiste que no, no dijiste déjame que duerma, déjame que sueñe, déjame que me confunda entre mis humores y mis certidumbres, todo eso que el cuerpo cuando surge de la noche genera y tarda en situar a la mujer o al hombre ante la nueva luz, salías de la nebulosa que regenera y entonces yo te atropellé, te reclamé a sangre y fuego de mi deseo, y cediste y me complaciste y yo, salvaje y huérfano, buscaba en ti mi razón de ser, buscaba en ti, hallaba en ti, tú que ahuyentas las acechanzas y mis vacíos...