Descenso

(Eikoh Hosoe)

Se cierne sobre ti. Pero no te eclipsa. Por más que trate de cubrirte jamás opacará tu imagen. El sol gusta de tu desnudez. Desearía tocarla. No se atreve. Su vuelo es alto y desciende lentamente. Hay tanta luz en ti que lo último de lo que trataría es de robártela. Descansa. Sólo los planetas saben de la acción perpetua. Es su ritmo, es su vida, es su sentido. No hay más explicación que la incandescencia que los vuelve atormentadamente líquidos. Tú eres la materia solidificada y plena que la esfera de la noche jamás podrá destruir. Poco a poco, el círculo de fuego irá bajando hasta efectuar un vuelo rasante. Te sabe ahí. Te tiene ahí. Ampliará su cerco e intentará engullirte. Hacerte parte de su masa ígnea, mas no para disolverte en él. A pesar de su poderío él quisiera desleírse en ti. Te mira. Te admira. Sabe que eres una simple gota de deseo reclamado por otro deseo. Contempla también a la gota que te espera. El astro te envidia. Tú sueñas con la mujer.