Instante

(Lucy Nuzum)



No sé cómo. Pero te lo he dicho. Eso de la ternura. Eso del acceso irresistible, rompiendo la hora, agujereando la noche. Pasa a veces. A mi con frecuencia. Va cayendo el día y de pronto te sientes náufrago. Todo es oscuro, pero no te lo parece. Siempre una brizna de luz, no importa si es tibia. Mejor. La luz intensa desfigura los sentimientos. La luz del amor debe ser acogedora. Tenue, para que sólo se vean los amantes. O acaso un filamento conductor. De calor, de instinto, de aproximación. Es cuando dejas de hacer lo habitual cuando sientes un desvanecimiento. Deseas ausentarte de todo lo que te obliga y acudir sólo a la llamada de ese fanal. No está lejano. Es también hoguera, es hogar, es brasa. Te palpas y lo sientes en algún lugar recóndito que te urge. Piensas en ella, la reclamas, la añoras, te enterneces. No eres débil, eres simplemente tú, como debes de ser. Preservas tu firmeza y sabes que subirías al cerro más próximo a aullar. Ella no te va a dejar que aúlles sólo jamás. Ella oye tu voz, interpreta tu necesidad, comprende la soledad que te desespera. Ella tiende un manto para que no sientas frío. Abre una ventana para que le llegue tu grito. Y de pronto, te tiene entre sus brazos. Llegas con el aire.