Descorrimiento

(Christian Coigny)


Te vence el cansancio, pero le esperas. Las horas no son obstáculo. La caída de la noche te aproxima a él porque es cuando estás también más cercana a ti misma. Os necesitáis como testigos mutuos. Alargáis el pensamiento en la dirección recíproca. El magnetismo os fija, y no sabéis qué eje pertenece a cada cual. Formáis no sólo la misma carne, sino el mismo impulso. Te dejas caer. No importa la postura. Sobra la ropa, sobra la luz, sobra el ruido. No echas de menos ni a la gente ni al tráfago de la gran ciudad. Sólo le reclamas a él. Te resguardas en la soledad del espacio. Te apartas del vacío de los significantes. Deseas sus palabras. Anhelas su pronunciación. Ansías sus quejidos. Sabes muy bien que es como tú. Le gusta desproveerse de lo inútil. Se interesa por la percepción viva de la mujer. Sientes sus pasos. Un tacto que descorre la sábana. Un movimiento que licua tu ansiedad. Él se acerca.